domingo, 12 de octubre de 2008

FIN.

CAPÍTULO 15

El Ritonelo: alma inmerecida, suelo inesperado, cúmulo de cavilaciones, sandeces, último pelotón, conciencia adulterada, amasijo de telas, fracción de segundo, emancipación, color de los humanos, susurro mal entendido, cornea, bilis, tractores, cenicientas de la calle, un pelo de gato en el lomo de un ciempiés, retardados, malos olores de las flores, hollín, misceláneas, cantos celestes en los inviernos piojosos, cancha de tenis, mutilación impropia, vehemente alquiler, sueños de una albóndiga mojada, cáncer, un golazo de Darío Moneti, silvidos matinales, pena, dolorosa acumulación de espantos, vino de la república, quirós, abracadabra y tantas cosas más.

CAPÍTULO 14

Orquídeas. Semillas fosforescentes meriendas del Ritonelo enojón. Camachos conspicuos empobrecen la colateral impacibidad del animal mordedor. Cuando el Ritonelo se empeña en escapar de esas voluminosas personas esconde primero debajo de las suelas su DNI y luego huye despotricando sandeces. Conspiran contra el tornasolado mohín abarrotado de pieles y le enchufan al pobre Ritonelo esas odiosas adversidades. Odiosas o ho! Diosas. Bellísimas lágrimas alumbradas por un foquito un lunes después de cenar.

CAPÍTULO 13

Baila el Ritonelo?

CAÍTULO 12

No amanecer sin gloria basketbolística. Es el aro meridional. Es la última parada del Ritonelo antes de volcarse encima esa mansedumbre de finísimas fintas. Reboteo. Revoloteo revolotear del animal enardecido porque no le dan páramos. Porque no logra ascender hasta la panacea argumental del delirio todo red. Todo redención. Y todo echado a la maldita perentoria exultes. Tiros de tres. Fules fallados. Fallidos. Famélicos aullidos del Ritonelo conjurando al arbitrio. Conjurando la expulsión.

CAÍTULO 11

No hay caso. Cuando el Ritonelo despierte…

CAPÍTULO 10

Primera vez en la vida del Ritonelo. Un ennochecer. Un en-noche-ser. Un amontonamiento de puteadas tras puteadas tras puteadas tras mandamientos a la mierda. Un torbellino de ilusiones comanches. Trivialidades. Todo lo que hace que el animal atrape con sus dientes a la víctima temeraria y mirándola a los ojos de pavor le cante porciones de humus en el oído. La joven doncella horrorizada saca su escaparate y le rompe las mismísimas ganas de ensuciarse. El Ritonelo primero en su jerga rememora a sus hijitos. Los cuenta de a dos en dos. Y le prende una velita para la joven emperatriz del disgusto con sabor a gusto.

jueves, 9 de octubre de 2008

CAPÍTULO 9

Una vez el Ritonelo compareció ante el azor. Este animal puso al animal como camote. Lo despenalizó. Lo pipirepió. Aun cuando no había en las glándulas homónimas del Ritonelo nada que se le paresaza a la eternidad. El azor maestro mayor de la indiferencia pegole pristina patada en el laberíntico oyo para la cara empeñar. Ensuciar. Ensordecer. O enmudanciar el rostro. El animal recordó aquella lejana amnistía de poder y retornó a la vigilancia pancreácica. O a Croacia. O a Uzvekistán. Pegole nomás donde las moradoras solemnidades. Pegole donde un tranvía llama a deseo.

viernes, 3 de octubre de 2008

ARTE URBANO DEL RITONELO




Salimos a la calle, con nuestra cámara digital, convencidos de que podíamos encontrar rastros del Ritonelo y pensamos que lo conseguimos.
O es en verdad que estamos cada vez más esquizofrénicos y vemos lo que no es en cualquier parte.
Ahora bien, el Ritonelo, ¿es o no es?

miércoles, 1 de octubre de 2008

CAPÍTULO 7

Hay una concha olvidada en la perla del Ritonelo. El Ritonelo sabe que no hay por qué desesperarse; seguro está al caer la colmilluda dentellada. Se amortigua los talones. Acomoda despacito para no estorbar. No recuerda nada de lo que amonestara una poniente otolunar o mínima. Pispea. El animal reconoce que los pelos le salen de las ojeras y por eso es que no escucha nada. Nada de lo que escucha es producto de la vacilación. Todo es la misma voluntad rectilinea del Ritonelo por humanizar ese ocre papel edulcorado.

sábado, 27 de septiembre de 2008

un dibujo del autor de la mina que le gusta al Ritonelo
bah!
a quién no le gusta esta mina

miércoles, 24 de septiembre de 2008

CAPÍTULO 6

Ya cansado de los lamentos el Ritonelo retorna a dar pan a los púberes. A los putos. A los pulcros. A los plumíferos. A los algodonados cojones cajonizados en una alta maroma de incapacidad. Rie. Está sentado en un dedal. Consuela su pensar con anotaciones bermejas bermellón donde el animal muerde indistintamente cuerpos decapitados decepcionados o despilfarrados por él mismo. Siente el silencio avecinarse y se avecina con la panchocracia moztacera. Le sube el volumen al silencio. El Ritonelo no miente cuando miente. Madruga versos en su peñasco mortificado y así respira amulatosamente.

viernes, 19 de septiembre de 2008

un bocadillo del Ritonelo

Hay quienes piensan que este sería uno de los platos principales en la dieta del Ritonelo, pero nosotros nos resistimos a creer semejante cosa.
Debe ser una simple rata trampeada entre ollas y platos viejos de alguna cocina.
De todos modos, se nos abre el interrogante ¿qué comerá el Ritonelo?

miércoles, 17 de septiembre de 2008

CAPÍTULO 5

Encuentra una noche, una noche de aparente mocosidad. El Ritonelo guarda su noche en el bolsillo trasero donde también guarda otras cosmovisiones de su gurupurú. Piensa, mientras mastica, que trabajando hartas horas la delicadez de los nurulos se puede empequeñecer la voracidad de las amígdalas. Piensa mientras devora literalmente a la literalidad. Piensa mientras toma de la mano a un vaso añejado de vino del dos mil cuatro para cagarlo bien amarronado y ponerlo en el freezer. El Ritonelo salta de la porosidad escupitera y escupe morrones por doquier para columpiarse en el escenario salvaje. Para humedecer la suavidad suave. Para evolucionar un olvidar. U olvidar. U ho!-vi-dar o vio lo que es lo primero. Lo que es lo suyo. O lo fue. O lo tendrá que ser.

viernes, 12 de septiembre de 2008

RATEN- aventura plástica del autor

CAPÍTULO 4

Debajo de un árbol anaranjado duerme el animal esperando que al atardecer se les antoje a los despachadores despacharle aunque sea un poquito de aquella vieja pero salubre condición de embellecer la negritud nauceambundosa de las colmenas amarronadas y pútridas.

lunes, 8 de septiembre de 2008

poemas de amor del Ritonelo?

Estos dos poemas fueron encontrados en una botella enterrada en un basural. Por lo menos es lo que le dijeron al autor: desconfiamos seriamente de la autenticidad de estos escritos, pero los posteamos pensando que, tal vez, lo incierto pueda arrojar luz sobre lo cierto.



Nuveo colear on tosano
menanja susupos moromos
cantasa
ontunomea.

Nuveo colear on costuno
on solemanes
in sócales.




osuno contuso menaR
on caltares suminares

osuno contuso menaR
on silípides on montuso

on silónades
on comínedes

in salaras popaneos
in incípedes iameneos

osuno contuso menaR
on le pineos sumenosos



a quién se los dedicará?

sábado, 6 de septiembre de 2008

CAPÍTULO 3

Azul es la marama del Ritonelo. Y cuando se enoja se pone había. El Ritonelo saca a relucir toda su pelambre enjabonada y practica jugosos morbos. Declina el mantenimiento de su lateralidad en amánticor sustilinio. Correspone entonces que el animal revise su cuaderno onomatopéyico para así poder entenderle mejor a las gentes del camposanto. En ese escalonado bar de putas el Ritonelo pronuncia la palabra ganadora y se lleva a la minísima al otro campamento de surtidores para surtirle su suricato. Suerte piensa el Ritonelo que no hay discípulos espiándolo porque sino se armaba la dagór y vaya uno a saber cuándo volverían a mostrarse así de claritos los párpados del afelpado gladiador. Suerte dice el arrinconado mientras emerge.

sábado, 30 de agosto de 2008

CAPÍTULO 2

El Ritonelo siente que se está quedando sin pasión. Camina preocupado porque no hay menos que diez u once elevamientos semanales y faltan catorce para la emigración. Siente también que se esconden sus amasijos de pegamento debajo de los rincones de la estufa. La estufa adquirida en la parada caminera o en la comisaría quinta. En la putrefacción perenne. Inmole. De golpes sangrosos. El ritonelo angustiado siente un ulular de entre sus huesos que piden remedio. Que piden costras. Entonces el animal enceguece y mastica hasta reventar todo aquello que se parezca a su postura. Nadie puede saludarlo sin convertirse en melodía feroz. Atiéndase esto: sin momificarse lateralmente de costado lateral.

miércoles, 27 de agosto de 2008














esta sería una impresión arborea del rostro del Ritonelo
sin embargo nos quedan serias dudas
tal vez sólo sea un simple tronco de árbol

domingo, 24 de agosto de 2008

CAPÍTULO 1

El Ritonelo conoce muchas variaciones de la palabra emboscada y por eso saluda siempre de madrugada cuando nadie lo alcanza a reconocer. Amanecen despavoridos cánticos en la puerta del animal y se oyen murmuraciones algo así como un jui!!!! jui!!!! Quiero Coca-Cola. Todo lo que hace que el Ritonelo se agazape y luego ataque devorando los cuerpos desmembrados de sus hijitos. Mueren todos los que se le acercan. Mueren entre los colmillos caramelo del hocicudo depravador que no les hace caso cuando le advierten que se detenga siempre antes de subir. El Ritonelo come con los ojos insectos que no encuentran luz y que se le van chocando entre las amígdalas hasta formarse el bolo fecal. Y el animal enojado embiste para saciarse engullendo muertes ajenas o ajadas palmípedas encubiertas moderadoras del splash violento de una canción.