domingo, 12 de octubre de 2008

CAÍTULO 12

No amanecer sin gloria basketbolística. Es el aro meridional. Es la última parada del Ritonelo antes de volcarse encima esa mansedumbre de finísimas fintas. Reboteo. Revoloteo revolotear del animal enardecido porque no le dan páramos. Porque no logra ascender hasta la panacea argumental del delirio todo red. Todo redención. Y todo echado a la maldita perentoria exultes. Tiros de tres. Fules fallados. Fallidos. Famélicos aullidos del Ritonelo conjurando al arbitrio. Conjurando la expulsión.

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